Para mi corazón basta tu pecho,
para tu libertad bastan mis alas.
Desde mi boca llegará hasta el cielo
lo que estaba dormido sobre tu alma.
Es en tí la ilusión de cada día.
Llegas como el rocío a las caracolas.
Socavas el horizonte con tu ausencia.
Eternamente en fuga como la ola.
-Pablo Neruda
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